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DIOSES

MICTLANTECUHTLI

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Mictlantecuhtli, también conocido como el Señor del Inframundo, era la deidad del pueblo mexica que, junto con Mictecacihuatli, reinaba el Mictlán.

Esta deidad recibía otros nombres: Aculnahuácatl y Tzontémoc.  Según el Códice Borgia, la apariencia del dios del inframundo era antropomorfa y semidescarnada. Tenía manchas amarillas en todo el cuerpo que contrastaban con su color blanquecino. Otros elementos que lo caracterizaban era la orejera y la nariz.

El dios aparece con el cuerpo cubierto con huesos humanos y en el rostro una máscara en forma de cráneo. Contiene unos adornos de papel en forma de rosetas de las que salen conos, uno sobre la frente y otro en la nuca (ixcochtechimalli y cuechcochtechimalli), también lleva una bandera blanca y doblada, el pantololli y una estola de papel blanco, llamada amaneapalli, lo cual es muy característicos de su atavío. Mictlantecuhtli lleva como orejera un hueso humano. Sus animales asociados son el murciélago, la araña, el búho (tecólotl), animal de mal agüero y cuyo canto nocturno se considera, todavía hoy, fatal para el que lo escucha.

A Mictlantecuhtli también se le puede referir como Tzontémoc, “el que cae de cabeza”, como el sol en el crepúsculo. El Códice Borgia lo representa llevando sobre la espalda un sol negro que se refiere al sol de los muertos, de la noche, el que lleva una vida misteriosa bajo la tierra entre el crepúsculo y la aurora.

MICTLANCIHUATL

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Mictecacihuatl (en náhuatl: mictecacihuatl ‘señora de las personas muertas), a veces conocida como Chalmecacihuatl (en náhuatl: chalmecacihuatl ‘señora de la extracción del mecate) en la mitología mexica es la reina de Mictlán, el 9o. y último nivel del inframundo. Su propósito es vigilar los huesos de los muertos.

 

Ella presidía los festivales mexicas hechos en honor de los muertos era conocida como la "Dama de la Muerte", ya que se cree que murió al nacer. A veces se la representa trabajando en conjunto con su esposo, Mictlantecuhtli, y a veces en conflicto con él. Con la conquista española pasó a identificarse con la santa muerte debido a que las comunidades indígenas seguían adorando a sus propios dioses creando una especie de sincretismo con la mentalidad europea de la muerte y su apariencia saturnal con la guadaña. 

En Oaxaca, algunas leyendas retoman su figura dándole el nombre de Matlacihua (del náhuatl, matlatl, red o trampa, y cihuatl, mujer; ‘la que enreda’ o ‘la cazadora’), que toma la forma de una hermosa mujer vestida de blanco. Se dice que castiga a los hombres mujeriegos y borrachos que caminan a altas horas de la noche, seduciéndolos y guiándolos a hacia donde hay lodo y espinas, haciendo que se lastimen para luego, eventualmente, llevarlos al suicidio hacia un barranco, cayendo donde crece un cactus con espinas; algunos mueren otros sobreviven y no recuerdan nada de lo sucedido.

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